Como conseguir conciencia, libertad, responsabilidad éticas y políticas en la cultura de nuestro medio, basado en las posturas del existencialismo.
La conciencia es el conocimiento del mismo ser sobre su entorno, la responsabilidad el sentido de honorabilidad que se le pone a la acción del ser y la conciencia, la ética el discernimiento de normas para saber que es bueno o malo y la política el vehículo del ser individual para crear un ser colectivo llamado democracia. Por eso son términos filosóficos que hoy usamos de manera implícita en el día a día como “eres consciente”, “esto no es ético”, etc. Por eso depende del factor literario que se puede ver la libertad como un objeto de la creatividad humana mas allá de su significado ético y de conciencia que significa en sí la libertad.
Por eso nos cabe recalcar que buscamos, hacia donde vamos, entonces el objetivo a resolver es como conseguir conciencia, libertad, responsabilidad éticas y políticas en la cultura de nuestro medio basado en el existencialismo, es que no cabe duda que es un tema complejo que aunque la literatura investigada tenga conclusiones es un tema abierto por eso nos deja las interrogante:
¿Cómo conseguir conciencia, libertad, responsabilidad éticas y políticas en la cultura de nuestro medio, basado en las posturas del existencialismo? Es decir saber hasta donde llegar, como se logra y sobre todo que se hace y responde la interrogante planteada por medio de textos científicos y filosóficos que centren al existencialismo más allá de un contenido onírico, si no una explicación narrativa y científica de el yo y como se comporta con el mundo que lo rodea y este llega a un nivel de democratización para vivir en sociedad sin perder su ser. En el siguiente ensayo se estructura de una manera mas clara para entender la complejidad del tema en el “ser yo”, “posturas” y “democratización del sentimiento”. Entonces es menester el descubrimiento implícito y discernidor de poder entender la literatura recomendada y poder postular de manera precisa los conceptos y atributos que determinar el existencialismo con las posturas cotidianas que se plantean.
No es muy complicado decir de manera coloquial yo soy y describirse es más a muchos les gusta referirse de su percepción personal de persona y proyectarlo al mundo exterior donde también existen el ser del yo estructurado de diferentes formas, conceptos y atributos. Es que este yo interno lo hemos hecho dual porque conectamos lo finito y lo infinito pero la mismo tiempo lo dejamos como seres independientes dentro de sí (Sartre. 1954)., es que la imaginación no cabe en lo finito pero al momento de exteriorizar todo no podemos hacer que lo real sea infinito, los números tal vez pero la contabilización del sentimiento y del ser es imposible, porque aunque podemos afirmar con palabras cantidad no demuestran una cifra exacta si no atributos de grande, mediano y pequeño que a ciencia cierta no establecen un parámetro claro en el infinito de los medios del “ser yo”.
Por eso el ser yo que suena egoísta el termino de nacimiento de todo lo bueno y lo malo que percibe le hombre en su humanidad, como afirma Sartre (1954):
“Pero esta investigación misma nos ofrece la conducta deseada: este hombre que soy yo, si lo capto tal cual está en este momento en el mundo, advierto que se mantiene ante el ser en una actitud interrogativa” (P. 17).
Las interrogantes son una advertencia a lo desconocido y aunque el mismo yo haya llegado a estamentos divinos es preciso describir el apego del yo a la divinidad que produce las interrogantes ya que el mismo ser se ve planteado a la derrota en varios casos que permite llenarse de una estela de duda que en la mayoría de casos resuelve por medio de la divinidad y el enterarse que no lo es lo lleva al shock, es que desde principios remotos a ido evolucionando el yo y el egocentrismo personal, pero así como se ha dado esto el ego de otros a influenciado en imposición sobre otros generando un nuevo mundo fantástico omnipresente que resuelve todo y deja la postura de la fe abierta a los nacientes círculos filosóficos como algo bueno y malo a la vez, porque el que cree a ciegas no duda, y quien no duda no investiga, pero el mismo sentimiento es un sinónimo de ego, de ese yo interno que cree que debe obtener en su infinito algo porque se lo merece, es egoísta pero es el trasfondo de la fe en el ser yo como cita Sartre (1954): “Esto significa que el ser de la conciencia no coincide consigo mismo en una plena adecuación” (P. 58). Es que la percepción propia puede llegar a ser enorme comparado con lo que de verdad otro yo interno percibe del otro, dejando claro actitudes sobre valoradas que en casas discordantes llegan a la divinidad, es que nuestro medio en su propio ego y búsqueda de ser yo busca figuras de decoración que a la final son humanos pero generan una identificación de identidad, como un pastor, una actriz, modelo o cantante. Es decir que si existe el “Ser yo” como colectivo porque parte de serlo es sentirse identificado en un grupo como: la familia, el grupo de amigos, la tribu urbana, etc., que determinan el consiente y su postura en temas de libertad, responsabilidad éticas y política. Por eso vuelve al yo carente de sentido para realidades alterna, pero como la verdad a rajatabla del interior de quien la preceptúa y precede como, afirma Sartre (1954): “Hemos visto que la realidad humana era una carencia y que, en tanto que para sí, le faltaba cierta coincidencia consigo misma” (P. 71).
Entonces nos ponemos en el camino si la conciencia es un sentimiento puro de respeto o se determina del mismo ego, pero puede llegar a ser consciente como su palabra lo dice como el amor de una madre dando enseñanzas de un hijo pero puede ser un acto de egoísmo cuando se da por parecer un ser de bien ante la sociedad y ganar respeto. El mismo ser busca la aceptación y el amor fraternal en algunos círculos filosóficos pueden ser tomados como métodos de supervivencia en cambios otros ponen al amor como algo fuera del mismo yo, ya que se atribuye que el amor es consiente del otro y despoja en importancia al ego, entonces nos queda determinado que el yo es fuerte según la circunstancia y personalidad del portador de la personalidad, y eso depende también de los factores de poder, porque no es lo mismo el ego de un oficinista con una vida corriente que la de un dictador donde sus yo internos son distintos en percepción de su si. El uno puede dudar el dictador se vuelve un megalómano que se siente superior al resto como todos pero de una manera desbordante dejando muerto al consiente ya que no le interesa agradar al resto si no imponer lo que su ego le dice que esta bien. Como cita Sartre (1954):
“Para conocer el ser tal cual es sería necesario ser ese ser; pero no hay «tal cual es» sino porque no soy el ser «tal-cual-es», si me convirtiera en él el «tal cual es» se desvanecerla y no podría ya ni siquiera ser pensado” (P. 142).
De hay viene los diferencias de que tan seguro es el ser de si mismo, y su duda, algunos se deprimen y otros llegan a los caminos de la fe porque opacados buscan lo que sus divinidades creadas en su infinito interior puedan resolver el mal que les aqueja y es por eso que se determina “¿qué hago?”, “¿quién soy?” como cuestionamientos asesinos del, ese “Ser Yo” que promocionan como panacea del éxito los libros autocontrol y superación.
Por eso podemos generar el ser yo y el ego como un conjunto casi igualatorio, porque el ego es el orgulloso del ser, y el “Ser Yo” es el que queremos llegar a ser y los dos se unen y crecen según el yo interno sienta a crecido y mejorado según su percepción de finito e infinito, afirma Husserrel (2006): “El ego vive y precede a todo ser efectivo y posible, a todo ser de cualquier sentido real o irreal” (P. 55).
Como identificamos la “ser yo” como un ególatra interior, el cual define el destino de cada hombre y sus metas o anti-metas en la sociedad, donde su procedencia se eleva o desinfla según sus circunstancia, hay que plantear las posturas externas ósea que causa la sociedad en conjunto para que naciera esta determinante característica única de la humanidad de creerse único y que mas allá de los estamentos sociales, el ser humano siente que su realidad es de mayor atención al resto pero aun así se unen para un fin común como una familia, un club, clan, partido político, etc., como afirma Sartre (1954): “Es evidente que la relación de mi cuerpo con el cuerpo del prójimo es una relación de pura exterioridad indiferente” (P. 144)., y no se equivoca al plantear como egocentrista la ser pero que por necesidad interrelaciona con el resto, por que esta relación de exterioridad que sale de los muros del yo, busca retroalimentar ese interior, con halagos, metas, sentimientos que llegan a desmembrar el concepto del ego pero que a la final en secreto se liga y endurece en las fauces innobles del “Yo”.
Las relaciones interpersonales son la panacea de la civilización, ya que aunque el ego sea fuerte, las limitaciones humanos a puesto en efecto que no lo puede hacer solo, y se a generado la unión de conceptos donde uno quiere imponer al otro, pero que al final se plantean consensos desde las primeras tribus a nosotros, por ejemplo en un partido de futbol los jugadores tienen un ego muy alto y sienten que son los mejores pero presiden de el para llegar a un clímax en este caso un buen pase puede generar un gol y por ende necesita ayuda de los demás para crecer, este se aplica a todo los movimientos interpersonales humanos, creados para satisfacer lo que su ego no puede.
Las interpretaciones del yo hacia los demás nos lleva al hecho de dar la vuelta y especificar la relación de la sociedad sobre el yo, es que el Yo puede ser poderoso pero que puede hacer contra la representación de sociedad esa que tiene poder por democratización o imposición y influye y hasta ocasiona cambios del yo en sí, como afirma Husseri (2006):
“La representación de la Tierra como unidad sintética resultante, de forma análoga a como los campos plurales de experiencia de cada hombre terminan unificándose, con la experiencia continuada y conexa, en un único campo de experiencia” (P. 10).
Las posturas establecidas por la unión generan reglamentos, ya que cada “Yo” no quiere sentirse agredido y nace la ética y para poder llegar a unir y consensuar la ética se crea la política y sirva de camino de unión del pensamiento individual al colectivo y nos lleva a la actualidad de las republicas, de los derechos humanos, de las leyes, de la justicia social., es que mas que todo es el fundamento de la sociedad moderna donde se aceptan las individualidades pero se buscan mecanismo para que este individualismo no afecte del otro, pero lo que ha servido como pegamento de las posturas actuales a sido la ciencia, los libros, la filosofía. Pero sobre todo la lectura ya que a sido la conexión neural del “Ser Yo” proyectado de una manera entendible al otro creando nuevas corrientes de pensamiento, modificando personalidades y ayudando a entender a otros seres, como afirma Beauvoir (1949): “El arte, la literatura, la filosofía, son tentativas para fundar de nuevo el mundo sobre una libertad humana” (P. 406).
Pero como se había citado en párrafos anteriores el infinito a jugado un papel importante, este se puede plantear como el mundo espiritual, el mundo metafísico, ya que asociamos nuestra conciencia y creencias con algo divino que nace en nuestro yo peor no es palpable y es diferente en cada situación, por eso como afirma Kierkegaard (2007): “Lo único que de veras puede desarmar los sofismas de los remordimientos es cabalmente la fe” (P. 209). Porque se le da un papel superior divino a la fe, a tal punto que hasta el ateo cree en sus creencias y cuando se da un cambio científico que refuto lo que propagaba se siente en desventaja. Porque la fe en si no es cuestión solo religioso si no de la conciencia ciega, esa que cree que todo se solucionará por milagro o suerte y evoca a todos los humanos porque el yo interno no permite dejar a fuera el infinito sobre el finito, el soñar el imaginar el crear. Pero esto llega a niveles de adición y llega a blindar el ego y deja una imprudencia sociológica donde se piensa que se tienen la razón y lo demás esta errado enterrando el laicismo como un cadáver en medio de la ignorancia por eso como, afirma Roset (1974):
“La adición de creencia a la experiencia, que permite la emergencia de una naturaleza sobre la base de repetición, implica la ayuda de un apoyo análogo al que ofrece la imprecisión del sueño : el apoyo del mito”(P. 30).
En los confines de la fe creada nos puede llegar al punto de que la fe puede llevar a ser una rebelión, ya que el hombre se alza ante sentido común y lo conocido creando de lo fantástico la creación dando paso a anarquismo de ideas que se centran a la final en el yo (Camuns. 1953). Así nos deja con la incógnita de la existencia de la naturaleza humana y hasta cuando se deshizo es hilo que nos separo de ese concepto y crearnos a si mismo como seres de disoció, así se despoja como tal como afirma Sartre (1996):
“Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no solo es tal como el se concibe, sino tal como el se quiere, y como el se concibe después de la existencia” (P. 31).
Y nos queda el mal sabor o bueno según el punto de vista de el infinito del yo y como afecta a las posturas fundadas para avanzar ya que han tenido un resultado mixto como fomentador de la ética y moral pero también motivo de guerras, persecuciones y aniquilaciones.
Así tenemos planteado el “Ser Yo” como el génesis, las “posturas” como el medio donde el ser yo de varias se unen en tesis, pero cuando sucede esto se da la democratización del sentimiento porque la conciencia, la ética, las políticas las manejan todos pero nació de un yo, se estableció la postura y llega las masas de manera igualitaria, ¿Pero a que nos referimos con la democratización del sentimiento?, cuando un arquitecto afamado realiza una obra se admira, pero al pasar el tiempo los residentes de dicha ciudad toman a el edificio como suyo y genera una identidad, donde el sentimiento ya no es de un yo de decir que bonito, si no uno de pertenencia que se democratiza uno a una, hasta desencadenar un símbolo así a sus inicios haya sido criticado, y eso que nació de un “Yo”, ya que la obra de arquitecto salió de su sí para hacerse colectivo. Un ejemplo vasto en la vida real podemos tener a la Torre Eiffel donde cada uno manifestaba su parecer pero la final se creo un sentimiento colectivo en el cual, cualquier parisino siente a la torre como suya y queda en su interior como registro estático de que eso esta bien, y hasta crea un ego colectivo. Pero no solo hay si no en la religión, literatura y sobre todo en la política donde hoy en día vemos divididos en dos corrientes ideologías fuertes como son la derecha y a izquierda. Pero esto nos lleva a creernos independientes pero se contradice al mismo génesis de la democracia de sentimiento como afirma Roset (1974): “Considerar el mundo independientemente de la idea de naturaleza supone generalizar una experiencia de olvidar lo aprendido” (P. 47).
Estos conceptos nos llevan a la igualdad individual, aunque sabemos que el poder siempre a buscado inferiorizar y eliminar a las minorías, por el mismo hecho de que sus creencias internas han hecho que prevalezca el odio, creando egos cegadores y retrogradas con infundios de ignorancia, esto nos ha llevado a los dictámenes de movimientos sociales que han apresurado el avances en materia social en especial la mayoría que se trataba como minoría, por eso afirma Beauvoir (1949): “A las diferenciaciones propiamente sexuales se superponen en la mujer singularidades que son, más o menos directamente, consecuencia de las mismas” (P. 16)., dando como camino ejemplificado de que directamente se democratiza el sentimiento como derecho, porque el sentimiento de libertad y igualdad a la final solo lo puede dar el conjunto de la sociedad con leyes y actitudes nacidas de la política y la ética reformada según los paradigmas sociales presentes. Esto representa que el “Yo” busca libertad la cual no puede solo y uniéndose en colectivos se crea procesos revolucionarios, que vuelve a la búsqueda de la misma parte de la naturaleza humano, dejando en claro que ningún régimen total ha sido eterno en la historia del hombre, por eso afirma Cammus (1953):
“La revolución absoluta suponía, en efecto, la absoluta plasticidad de la naturaleza humana, su reducción posible al estado de fuerza histórica. Pero la rebelión es, en el hombre la negación a ser tratado como cosa y a quedar reducido a la simple historia” (P. 227).
La búsqueda de un mejor mañana para uno, luego de su colectivo hacen a la “democratización del sentimiento” el vehículo de apoyo de la civilización moderna ya que al unirse las personas hacen fuerza y son escuchados y esto genera satisfacción colectiva, por ejemplo cuando el equipo de futbol Independiente del Valle llego a semifinal de la copa libertadores toda la sociedad ecuatoriana se unió, a pensar de que su hinchada es muy inferior comparada con otros, pero el sentimiento colectivo causo la unión donde uno genera un idea o acción que como lluvia tropical cubre todo sin dejar espacios secos, y así pueden crearse todo un espacio a la conciencia, la libertad, la ética, la política dentro de su misma existencia colectiva.
El “ser yo” es le nacimiento de todo, porque su interior guarda e raciocinio, su orgullo, su ego y su mundo infinito. Este proyecta sus posturas que dan nacimiento a la conciencia de cómo ser con el resto, su sentido de libertada, su ética; entonces para poder replicar sus posturas al resto necesita difundir su palabra y esta democratiza el sentimiento, ya que el de uno puede llegar a ser parecido al de otro creando consensos y corrientes que a la final buscan el mismo fin, esto hace que el ser yo se siente en su espacio, en su seguridad en su existencialismo donde lo que buscaba se cumple con ayuda de todos quienes le apoyaron.
Bibliografía
Sartre, J. (1954). “El Ser y la Nada”
Buenos Aires, Argentina.
Sartre, J. (1996). “El Existencialismos es un Humanismos”
Barcelona, Espala: Edhasa.
Roset, C (1974). “La Anti-Naturaleza”
Madrid, España: Taurus Ediciones.
Kierkegaard, S. (2007). “El concepto de la angustia”
Madrid, España: Alianza Editorial.
Beauvoir, S (1949). “El Segundo Sexo”
Paris, Francia.
Camus, A, (1953). “El Hombre Rebelde”
Buenos Aires, Argentina: Editorial Losada.
Husser, E. (2006). “La tierra no se mueve”
Madrid, España: Editorial Complutense.